¡Ya no volveré!

Llegará un día que me levantaré contigo,
como siempre, cuando tengas que partir.
Lo haré en silencio al igual que siempre,
sonreiré y partiremos juntos. 
Pero ese día, cuando nos hayamos despedido 
y dado hasta el último beso y caricia,
me veras partir y todo habrá cambiado.
 ¡Ya no volveré! 
Cuando yo me vaya, no me preguntes, no diré nada, 
porque nada he de decir
Me iré en silencio, sin decir una sola palabra. 
Me recordaras ausente, déjalo así, 
será que ya nada importa, me iré para siempre. 
Y recordaras mi sonría y mi mirada ya perdida, 
quizás en mí ya no haya vida y mi corazón 
y mi alma deje desierto mi cuerpo para siempre. 
Te he mirado a los ojos del alma y he visto tu falta de fuerza. 
He hecho todo lo posible y me ha resultado imposible.
 Entré en ti tratando de quedarme a tu lado el resto de mi vida. 
Tus heridas no cicatrizan, no por falta de amor, 
más bien por dejadez tuya. 
Te has rendido y no quieres luchar, 
- ¿Dime cómo hacer? - 
Soy incapaz de abrir la coraza que te asfixia, 
y me asfixia a mí también. 
Te grito y balanceo para que reacciones y sigues inmutable. 
- ¿Dime, cómo vivir así? -
 Los sentimientos se diluyen evaporándose 
Cómo el agua hirviendo. 
- ¡Y te grito, y te grito!, pero no estás aquí conmigo. 
Y me veras partir y todo habrá cambiado.
¡Ya no volveré! 


"El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan; pero para quienes aman, el tiempo es eternidad

"William Shakespeare"
Dolor.

Del dolor del corazón, del amor,
Del desengaño, de la ilusión, de la pasión
Así nació el primer poema escrito con lágrimas
Y firmado con la sangre que derramó,
 Un poeta a las puertas de la desesperación,
¡Ay de mí, mi amado!
Que por querer quererte tanto, peno y muero en ti
Y sin ti no hallo razón de existir y muero también.
Gran desdicha la mía, que no domino mis impulsos
Y dejo que me lleves a la deriva, tras tu alma vida mía.
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